Bajo presión de Estados Unidos, el presidente afgano promete combatir la corrupción. A Estados Unidos y Europa les gustaría que Karzai tuviera el gesto de detener al menos a un par o tres de descarados corruptos del gobierno. Y en la lista de peces gordos con tripas turbias que no son del agrado occidental están, además del hermano de Karzai, el antiguo señor de la guerra Abdul Rashid Dostum (acusado del asesinato de miles de prisioneros talibanes y que Karzai rehabilitó y fichó para su causa durante la campaña electoral) y el ex ministro de Defensa Muhammad Qasim Fahim, uno de los más próximos colaboradores de Karzai y acusado también de narcotráfico a gran escala.
Plàcid Garcia-Planas para La Vanguardia
"Lo sorprendente es que hace dos semanas acusaban al presidente Hamid Karzai de estar envuelto en el fraude electoral... y ahora es presidente".
Esta declaración no la hizo ayer pública ni el líder opositor afgano Abdulah Abdulah ni ninguna organización internacional de transparencia electoral. La difundieron los talibanes, añadiendo el calificativo "títere" al sustantivo presidente.
Y mientras la insurgencia compartía la misma sorpresa que muchos dentro y fuera de Afganistán, Karzai, de 51 años, ofrecía la primera comparecencia de su segundo mandato invitando a los "hermanos talibanes" a dejar las armas, a "abrazar su tierra".
No era el único "hermano" que apareció en la rueda de prensa de Karzai. "Habría sido mejor para nuestro país, para el proceso democrático y para nosotros -afirmó el presidente- que nuestro hermano el doctor Abdulah hubiese participado y que se hubiese celebrado la segunda vuelta".
Abdulah arrojó la toalla el pasado domingo y retiró su candidatura asegurando que los mecanismos que permitieron el fraude en la primera vuelta el pasado 20 de agosto -uno de cada tres votos para Karzai fue fraudulento- siguen funcionando.
Washington, que en las próximas semanas debe decidir si envía más tropas, presiona sobre Karzai para que ponga un cierto coto a la rampante corrupción en el poder de Kabul, algo que no facilita la lucha contra los talibanes.
"Afganistán ha sido seriamente desacreditado por la corrupción administrativa -admitió el presidente en su rueda de prensa-, y lanzaré una campaña para limpiar el gobierno de corrupción", afirmó Karzai. "Trataremos de erradicar de todas las formas posibles este estigma de nuestra tierra y nuestro país".
De la tierra, del país y de su propia familia, podría haber añadido el presidente afgano: hay fundadas sospechas de que su hermano Ahmed Wali desempeña un papel en el floreciente cultivo y tráfico de opio afgano.
Preguntado sobre si esta campaña contra la rampante corrupción implicará el relevo de ministros y cargos relevantes, Karzai respondió: "Estos problemas no se solucionan cambiando altos cargos. Revisaremos las leyes y veremos qué problemas hay y estudiaremos leyes nuevas".
El presidente afgano aseguró que tratará de fortalecer la comisión anticorrupción creada el año pasado, comisión que no ha servido para nada y en la que ningún afgano cree.
A Estados Unidos y Europa les gustaría que Karzai tuviera el gesto de detener al menos a un par o tres de descarados corruptos del gobierno. Y en la lista de peces gordos con tripas turbias que no son del agrado occidental están, además del hermano de Karzai, el antiguo señor de la guerra Abdul Rashid Dostum (acusado del asesinato de miles de prisioneros talibanes y que Karzai rehabilitó y fichó para su causa durante la campaña electoral) y el ex ministro de Defensa Muhammad Qasim Fahim, uno de los más próximos colaboradores de Karzai y acusado también de narcotráfico a gran escala.
"Karzai me aseguró que entiende la importancia de este momento", afirmó el lunes Obama después de mantener una conversación telefónica con el líder afgano. "Pero como le indiqué -añadió el presidente de Estados Unidos-, la prueba no van a ser las palabras: van a ser los hechos".
Y el hecho más contundente es que, más allá del caos institucional de Kabul, la guerra continúa por Afganistán.
En Kunduz, las fuerzas de la OTAN y las afganas asediaban ayer a unos doscientos insurgentes atrincherados en un pueblo.
En el aeropuerto de Kabul fueron despedidos los cadáveres de dos empleadas de la ONU -una filipina y otra liberiana- muertas en uno de los últimos ataques talibanes contra la capital.
- Diplomacia. Solana pide un gobierno inclusivo.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, felicitó a Hamid Karzai por su reelección y confió en que forme "lo antes posible" un gobierno que "refleje el resultado del proceso electoral" y esté "totalmente comprometido en gestionar con eficacia los retos que afronta el país". Solana reiteró el "compromiso a largo plazo de la UE con Afganistán y su pueblo".
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