Entrevista a Hamid Karzai: "Estados Unidos fracasará si busca instalar un gobierno de marionetas"
La gente ha votado igual que en 2004. Afganistán es una sociedad tradicional, tribal. La gente vota de forma colectiva. Bloques enteros de votos han llegado a mi nombre o al de Abdulá. Lo que resulta muy decepcionante es la falta de respeto que han mostrado los medios de comunicación británicos y estadounidenses sobre estas elecciones. [...] En Afganistán las marionetas nunca han traído suerte a sus dueños extranjeros. Los imperios británico y soviético lo intentaron, y fracasaron estrepitosamente. Espero que los estadounidenses no lo intenten.
Renaud Girard desde Afganistán en EDA/Le Figaro para ABC
El presidente afgano, Hamid Karzai, nos habla de las a menudo tensas relaciones con sus aliados estadounidenses y británicos.
-¿Se puede afirmar que ha sido reelegido como presidente de Afganistán?
-Eso espero. Yo creo que sí.
-¿Cree innecesaria una segunda vuelta?
-Si el pueblo afgano ha decidido que no la haya, no la habrá. Pero si el recuento final indica que es necesaria, tendrá lugar. En 2004 obtuve el 54,5% de los votos en la primera vuelta gracias al apoyo del sur, de Kabul y de Herat. Esta vez me he beneficiado del apoyo adicional de la comunidad uzbeka y de gran parte de los hazaras y de los tayikos. Cuento con que mis resultados mejorarán.
-Su principal oponente, Abdulá Abdulá, habla de un fraude masivo...
-En el transcurso de mis últimos siete años en el poder, la prensa occidental me ha acusado constantemente de ser demasiado tolerante, demasiado complaciente. Voy a seguir siendo así. Y no responderé a los comentarios de Abdulá. Esto son unas elecciones: habrá un vencedor y un perdedor. Si soy yo el perdedor, también me amargaré.
La gente ha votado igual que en 2004. Afganistán es una sociedad tradicional, tribal. La gente vota de forma colectiva. Bloques enteros de votos han llegado a mi nombre o al de Abdulá.
Lo que resulta muy decepcionante es la falta de respeto que han mostrado los medios de comunicación británicos y estadounidenses sobre estas elecciones. Piensen en los 22 colaboradores de la Comisión Electoral que han perdido la vida en este proceso democrático deshonrado por los talibanes. Piensen en los policías afganos y en los soldados de la OTAN asesinados. Estos periodistas intentan deslegitimar al futuro Gobierno afgano. Si esta manipulación mediática tiene como objetivo instalar un Gobierno de marionetas, no funcionará. En Afganistán, las marionetas nunca han traído suerte a sus dueños extranjeros. Los imperios británico y soviético lo intentaron, y fracasaron estrepitosamente. Espero que los estadounidenses no lo intenten, porque se arriesgarían a correr la misma suerte.
-Usted lleva en el poder siete años y medio. ¿Cuáles han sido sus éxitos y sus fracasos?
-Mi gobierno ha devuelto Afganistán a los afganos. Comunistas, muyahidines, religiosos, no religiosos, hombres, mujeres, ricos, pobres... Todos han vuelto a Afganistán. Los afganos pobres, millones de los cuales estaban refugiados en Pakistán y en Irán, han regresado a sus pueblos. Los afganos ricos de Europa y de Estados Unidos han vuelto al país, donde buscan enriquecerse aún más. Hemos reestablecido un Estado, un Tesoro público. En 2002, Afganistán tenía sólo 180 millones de dólares en reservas de cambio. Hoy tiene 3.700 millones. En 2002, los afganos utilizaban cinco monedas distintas. Hoy sólo utilizan el afgani, cuyo cambio es estable. Miles de niños y niñas han sido escolarizados. La educación superior progresa. La libertad de prensa es total y a veces hasta roza el límite de la anarquía. Afganistán ha reconstruido su economía. Ésos han sido nuestros éxitos.
Pero no hemos logrado traer la paz a todo el territorio, no hemos vencido al terrorismo. Comparto esa responsabilidad con la comunidad internacional. ¿Cuál es mi pena más grande ahora mismo? Todas estas muertes, tanto de soldados de la OTAN como de civiles afganos.
-¿Qué espera usted de los primeros cien días de su nuevo mandato?
-Primero habría que formar un equipo ministerial de mejor calidad. Luego, restablecer la confianza con los Gobiernos extranjeros, sobre todo con estadounidenses y británicos. Afganistán es su socio. Pero en esta alianza exigimos dignidad, respeto y seguridad. Sólo se ganará la guerra contra el terrorismo si los afganos se vinculan plenamente a ella.
-¿Qué medidas tomará para entablar un diálogo de reconciliación nacional con los talibanes?
-Es algo que voy a hacer en estos cien días. He notado un cambio de actitud del presidente Obama con respecto a su predecesor. Pero cuidado (y esto es algo que tiene que quedar muy claro a Arabia Saudí), no habrá diálogo con los talibanes que no renuncien a sus vínculos con Al Qaida o que se nieguen a reconocer la Constitución afgana.
-¿Daría usted salvoconductos a talibanes «políticos» para que vengan a negociar a Kabul?
-A partir de mañana mismo.
-¿Qué piensa de la nueva estrategia propuesta por el general McChrystal a la Casa Blanca?
-Vino a exponérmelo personalmente. Proteger a la población afgana en vez de asesinar al mayor número de talibanes posible: eso lo apruebo. Por el contrario, mi opinión difiere de la suya en el momento en que compara la guerra contra el terrorismo con la contrainsurrección. La insurrección es algo que no tiene absolutamente nada que ver con el terrorismo, es un asunto interno afgano. Concentrémonos en la guerra contra los terroristas y sus ramificaciones internacionales.
-Se acusa a su hermano Walid Karzai, presidente del Consejo Regional de Kandahar, de ser un traficante de opio...
-Dos meses antes de las elecciones de 2004, discutí con los embajadores estadounidense y británico, que querían imponerme la destrucción de campos de adormideras. Yo me opuse, argumentando que provocarían una sublevación campesina comparable a la que tuvo lugar contra los soviéticos. Dos días después, «The New York Times» publicó un artículo en el que se afirmaba que mi hermano era traficante de droga. Nadie aportó pruebas.
-La CIA acusa al general Fahim, al que designó vicepresidente, de traficar a gran escala...
-No es un ataque a Fahim Khan, es un ataque contra mí. Antes de que fuera candidato, los estadounidenses comían y jugaban al «buzkashi» con él, y visitaban su granja del Panshir. Hoy lo abandonan. Los estadounidenses atacan a Karzai porque les gustaría que fuera más dócil. Un error. Es en interés suyo que Afganistán tenga un presidente respetado por su pueblo.
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